Rosario Panadero: «El 60% de los patógenos que causan enfermedades humanas tienen su origen en los animales domésticos o silvestres»

Elementos tan significativos para el progreso y desarrollo de nuestra sociedad como la salud animal, la salud humana o la alimentación segura, saludable y accesible conviven bajo un mismo paraguas: el del concepto de One Health.
La clave de este término reside en un trabajo de estrecha colaboración científica de carácter multidisciplinar y transversal, en el que disciplinas como la Parasitología Veterinaria juegan un papel crítico. Un interesantísimo campo de investigación que, además, tiene en Rosario Panadero Fontán una de sus mejores embajadoras.
Catedrática de Sanidad Animal, investigadora y docente en la Facultad de Veterinaria del Campus Terra, coordinadora del, secretaria del departamento de Patología Animal, miembro de facto del Colegio Europeo de Parasitología Veterinaria desde hace más de dos décadas...
Los hitos de su más que consolidada trayectoria científica hablan por sí mismos. Y estarán siempre vinculados a conceptos como el esfuerzo, la curiosidad, la excelencia y, sobre todo, la pasión.
Conversamos hoy con Rosario Panadero sobre los desafíos que enfrenta la humanidad en lo relativo a la sanidad animal, el impacto que pueden tener las miasis en nuestro entorno y los retos y aprendizajes que forjaron su prolífica carrera como investigadora.
-Como coordinadora del grupo INVESAGA, ¿cuáles son las principales líneas de investigación en sanidad animal que están abordando actualmente?
-INVESAGA es un grupo de investigación que desarrolla su actividad en el ámbito de la epidemiología, diagnóstico, prevención y control de las enfermedades infecciosas y parasitarias que afectan a los animales domésticos y silvestres.
En la actualidad, tenemos activas varias líneas de investigación, entre las que destacan:
- Detección ambiental de patógenos y sus aplicaciones en sanidad animal.
- Aspectos epidemiológicos de patógenos transmitidos por garrapatas y su repercusión en salud animal y pública.
- Evaluación de la eficacia de fármacos frente a patógenos y determinación de antibiorresistencias, así como estudios de campo para la aplicación de nuevos productos o estrategias para la prevención y control de patógenos en animales domésticos y silvestres.
-En los últimos años, la sanidad animal se ha vinculado cada vez más con el concepto de ‘One Health’ (una sola salud). ¿En qué medida un trabajo como el que están haciendo contribuye a esta visión global?
-El concepto "One Health" defiende que la salud de los humanos depende del buen estado de la salud de los animales y de los ecosistemas, ya que todos ellos están profundamente entrelazados. Por este motivo es necesaria la colaboración interdisciplinaria entre distintos profesionales, médicos, veterinarios, biólogos, ingenieros, etc. para proteger la salud global del planeta.
El trabajo que estamos llevando a cabo contribuye a esa visión global mediante la prevención de zoonosis (enfermedades transmisibles entre animales y humanos), favoreciendo la salud de especies silvestres como el corzo que ayudan a mantener el equilibrio de los ecosistemas y fomentando el uso responsable de antimicrobianos y antiparasitarios en los animales, reduciendo los problemas de resistencias y de liberación de residuos al medio.
Por otra parte, el cambio climático y el movimiento de humanos y animales está modificando la abundancia y la distribución temporal y espacial de ciertos artrópodos como las garrapatas, causando la aparición o reaparición de nuevas infecciones para humanos y animales en todo el mundo. Por lo tanto, cualquier acción dirigida al control de estos vectores y de las enfermedades que transmiten debe realizarse mediante planes coordinados que integren a los vectores (garrapatas), huéspedes (animales y humanos) y las condiciones ambientales que determinan su distribución y abundancia.
-¿Qué fue lo que despertó en su día el interés por la sanidad animal y, en particular, por la parasitología veterinaria?
-Yo me crie en un entorno rural y ya desde bien pequeña mostré un gran interés y curiosidad por los “bichos”, tanto grandes como pequeños. Lol mismo me llamaba la atención una vaca como un caracol o una abeja.
Estudiar veterinaria me permitió acercarme aún más a los animales y ahondar en sus cuidados. Pero fue en cuarto curso de carrera, al cursar Parasitología y Enfermedades parasitarias, cuando se me abrió un nuevo mundo fascinante en el que convergían estos dos universos, el de los animales grandes y el de los pequeños.
Me maravilló descubrir estas criaturas a menudo invisibles, pero, casi omnipresentes, que desafían la salud de los animales y de las personas y con ciclos de vida tan complejos como sorprendentes. Desde entonces tuve claro que quería dedicarme la Parasitología Veterinaria y comencé con mi memoria de licenciatura sobre enfermedades parasitarias de las abejas y, más tarde, mi tesis doctoral sobre la hipodermosis bovina, una enfermedad provocada por larvas de moscas.
-Para quien no está familiarizado con su campo de conocimiento, ¿qué impacto tiene la parasitología veterinaria en la vida cotidiana de las personas y en la seguridad alimentaria?
-Según la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OMSA), el 60% de los patógenos que causan enfermedades humanas tienen su origen en los animales domésticos o silvestres.
Entre estos patógenos se encuentran parásitos tan conocidos e importantes como Trichinella, Toxoplasma o Anisakis, que se transmiten a las personas mediante el consumo de alimentos (carne, verduras, pescado), otros como Cryptosporidium, Giardia o las Amebas mediante el agua.
En los últimos años están tomando una gran relevancia las enfermedades transmitidas por picaduras de artrópodos como las garrapatas, mosquitos, etc. Estamos hablando de enfermedades de gran relevancia como la enfermedad de Lyme, fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, virus del Nilo Occidental, etc.
En resumen, la Parasitología Veterinaria no solo mejora la salud de los animales, sino que también contribuye a la salud humana y a garantizar alimentos seguros, saludables y accesibles para la sociedad.

-Las miasis en rumiantes son un problema de sanidad animal poco conocido fuera del ámbito veterinario. ¿Podría explicarnos en qué consisten y por qué son relevantes?
-Las miasis son enfermedades producidas por larvas de moscas que se alimentan de los tejidos de los animales produciendo grandes pérdidas económicas y un gran impacto en la salud y bienestar animal que, en casos graves, pueden provocar su muerte. Las miasis también predisponen a los animales a otras enfermedades y, en algunos casos, pueden llegar a afectar a las personas que trabajan en contacto directo con los animales.
Muchas miasis son cutáneas, en las que las moscas depositan los huevos en la piel de los animales, a menudo atraídas por la presencia de heridas. Pero en el caso de los éstridos de los rumiantes que nosotros estudiamos, las larvas se localizan en órganos internos como el esófago, cavidad nasal, faringe, estómago, etc., causando alteraciones muy importantes.
Actualmente, gracias a programas de control basados en el uso de antiparasitarios, miasis como la hipodermosis o la oestrosis están bastante controladas en los rebaños de rumiantes domésticos. Pero en rumiantes silvestres, ante la imposibilidad de llevar a cabo medidas de control, su incidencia está incrementándose de manera alarmante.
-En sus investigaciones desarrolló técnicas avanzadas de diagnóstico precoz. ¿Cómo mejoraron estas herramientas la detección y el tratamiento de las miasis?
-En el caso de las miasis internas, las larvas solo se pueden observar tras la muerte del animal, mediante una necropsia que resulta muy laboriosa. Sin embargo, gracias al desarrollo de técnicas inmunológicas capaces de detectar la presencia de anticuerpos específicos, podemos saber si un animal estuvo en contacto con el parásito con solo analizar una muestra de sangre. Esto permite hacer un diagnóstico temprano y posibilita el tratamiento de los individuos que resulten positivos antes de que las larvas produzcan grandes daños.
La principal ventaja de la técnica que empleamos es que es multiespecie, de manera que con un mismo protocolo podemos detectar la presencia de anticuerpos en cualquier especie animal que pueda verse afectado por estos parásitos. Incluso la hemos empleado con éxito en la confirmación de varios casos de miasis en humanos.
Además, en el caso de las miasis nasales (Cephenemyia y Oestrus) estamos trabajando en un test de PCR a partir de hisopos nasales que supondrá una alternativa diagnóstica no invasiva muy prometedora.
-El estudio de las miasis en corzos y otros rumiantes silvestres en la península ibérica es otra de sus líneas de investigación. ¿Qué impacto tienen estas infecciones en la fauna silvestre y en los ecosistemas?
-Ante la dificultad para emprender medidas de control efectivas en la fauna silvestre, la incidencia de ciertas miasis como la cefenemiosis está aumentando de manera preocupante. El desarrollo larvario de C. stimulator tiene lugar en la cavidad nasal y faríngea de los corzos, donde las larvas, impiden el paso del aire y dificultan la deglución del alimento. La presencia de entre 30 y 80 larvas maduras puede ser suficiente para ocasionar la muerte del animal.
Actualmente, en la provincia de Lugo, prácticamente todos los corzos adultos están parasitados, lo que formula la necesidad de buscar medidas de control alternativas al empleo de fármacos para evitar una regresión en las poblaciones de este ungulado. Esto tendría un grande impacto negativo para los ecosistemas ya que el corzo sirve de alimento la otras especies, como el lobo.
-Usted trabajó y trabaja con investigadores de distintos países. ¿Cuáles son los principales retos y aprendizajes de estas colaboraciones internacionales?
-Yo tuve la suerte de poder formarme en Francia y Canadá con los mejores expertos internacionales en miasis por éstridos, y en caso alguno mantuvimos una colaboración durante casi 30 años. En estas colaboraciones aprendí mucho, pero también me di cuenta de que nuestro nivel de investigación no tenía nada que envidiar a lo que se llevaba a cabo en esos laboratorios más pioneros.
Gracias a la experiencia acumulada, ahora puedo contribuir la formación de otros investigadores. Estas colaboraciones resultan siempre enriquecedoras no solo desde un punto de vista científico sino también personal porque, en la mayoría de los casos, se crean vínculos que duran para siempre jamás.
Hoy en día la colaboración internacional es mucho más fácil que hace varias décadas dado que, gracias a los avances tecnológicos, ya no existen barreras idiomáticas ni de intercambio de información, porque resulta más fácil organizar una reunión telemática que presencial.
El principal reto con el que me he enfrentado son las barreras burocráticas la hora de conseguir visados, u organizar el transporte de muestras, sobre todo con determinados países terceros.
-Además de su labor investigadora, formó a numerosos estudiantes y ha dirigido tesis doctorales. ¿Qué consejo le daría a quién quiere dedicarse hoy a la investigación en sanidad animal?
-El cambio climático y la globalización están propiciando la aparición de enfermedades emergentes o reemergentes, creando grandes retos y oportunidades para la investigación en el campo de la sanidad animal.
Yo lo primero que le recomendaría a alguien que se quiera dedicar a la investigación es que tenga mucha paciencia, porque esta es una carrera de fondo y, a menudo, hay un montón de atrancos. En el mejor de los casos consigues una beca o un contrato de investigación con el que comenzar; los resultados de los experimentos no siempre salen la primera, ni a la segunda...
La constancia y una actitud de aprendizaje continuo son imprescindibles. Siempre habrá nuevos desafíos y preguntas por resolver.